lunes, 26 de marzo de 2007

Del omnipotente profesor al educador para la vida.

Ciertamente cuando hablamos de nuestra inclinacion profesional son muchas las voces que se hacen sentir en favor del saber disciplinario mas que el pedagogico, el cual, ante la pasion de la historia por sobre todo, se ve reducido mesquinamente a unas cuantas asignaturas mas flexibles menos laboriosas en cuanto a exigencias y ritmo de estudio que abandonan el sistema tradicional en el cual "el maestro" se dirige imponente a una audiencia ignorante, necesitada de la sapiencia que este y nadie mas puede entregarle, es nuestra realidad universitaria en la cual salimos de la sala inchados de la "luz" que este personaje nos entrego y conciente o inconcientemente lo tomamos como modelo, admiramos su forma de hacer clase incluso su actitud de vida los cual no tendria nada de malo, ahora cuando se produce la gran contradiccion y la fuga del potencial cambio que pasa de voca en voca y muy pocos al momento de estar en la sala de clases son capaces de llevar a cabo el ideal del estilo reformista de la educacion y terminan reproduciendo tal cual las mismas practicas de los profesores que nos enseñaron tanto en el nivel basico como en la educacion superior y caemos en viejos modelos o paradigmas que hoy tenemos que superar como lo es realizar exclusivamente evaluaciones escritas o no considerar a los alumnos como portadores de una cultura y un conocimiento propio.
No pretendo dar una receta porque esta no existe pero creo que primero debemos partir por nosotros ahora alumnos de pedagogia el procurarnos una buena formacion y definir que clase de profesores seremos en primer lugar y dejar de lado un cierto puntillismo algo exagerado por el saber discilplinario ya que este es solo la herramienta para una educacion para la vida.